24 feb 2016

El Estrés y las Dolencias Físicas.



El estrés, es una realidad de la sociedad actual. El estilo de vida relacionado con las prisas y el estrés laboral esta asociado a su aparición, y es muy difícil dejarlo de lado, e inevitablemente termina repercutiendo en nuestra salud de forma negativa.

Son muchas las patologías que se pueden acelerar o incluso agravar ante la tensión casi frecuente, por ello además de que el estrés contribuye en la aparición de desordenes mentales, podemos encontrar documentación que lo relaciona con el corazón, el sistema circulatorio hormonal y el sistema digestivo.

A nivel físico, los expertos inciden en la relación que se da entre el estrés y la aparición de diferentes tipos de cáncer, como por ejemplo, el cáncer de mama.  También lo relacionan con un amplio abanico de enfermedades relacionadas con el sistema cardiaco y con dolencias como la fibromialgia (Rev. Soc. Esp. Dolor v.11 n.7 Narón (La Coruña) oct.-nov. 2004).


La respuesta fisiológica que el organismo genera ante el estrés, es entendida, desde un proceso evolutivo como un indicador de peligro. Así, si nos remitimos a tras, hace billones de años, vemos que el hombre necesitó reaccionar de forma inmediata ante retos que representaban amenazas para su vida. Aquel poder de respuesta, ahora forma parte de nuestra carga genética. La realidad, es que el cuerpo evolucionó y aprendió a gestionar las presiones a las que se vió  sometido aquel entonces, presiones provocadas por otros animales o humanos; pero, lo que para nuestros antepasados, eran episodios de estrés puntuales, en la actualidad, muchísimas situaciones cotidianas están provocándolo de forma constante.

Por ejemplo, un malentendido con un compañero de trabajo `puede provocar una reacción del organismo en la que este se prepara para una respuesta, que bien puede ser de agresión o de fuga; normalmente cuando no se da ninguna de estas dos respuestas los sistemas corporales permanecen activados. Como forma de respuesta a esta situación de estrés, nuestro cuerpo va a estimular a las glándulas que serán las responsables de la liberación hormonal, como por ejemplo la adrenalina o el cortisol,  que provocarán un adecuación de los músculos y del resto de los órganos el cuerpo para que se prepara a responder el peligro que se viene.

Paralelamente nuestro sistema cardiovascular se verá obligado trabajar de mera forzada durante un largo periodo de tiempo, provocando que nuestro sistema de defensa se debilite y permita mas infecciones pues nuestras defensas se encuentran agotadas debido a la exposición prolongada del estrés.

Como seres humanos, actualmente no encontramos la forma de aliviar esas sensaciones que son provocadas por el estrés, y lo que sucede es que en muchas ocasiones la tensión continuada degenera en enfermedades y conductas inadaptadas.

El proceso físico que genera se puede reducir en: la aceleración de los latidos del corazón y el aumento de la presión sanguínea, que si bien, se mantiene elevada durante largos periodos de tiempo, puede incidir en el sistema cardiovascular y circulatorio de forma nociva, llegando incluso a provocar taquicardias. Vemos como el estrés esta directamente relacionado en enfermedades cardiovasculares como los ataques del corazón, y así también, presente en los trastornos del apartado digestivo, destacando el colon irritable, pues  la circulación de la sangre se concentra en áreas consideradas de necesidad inmediata para una rápida reacción física, como en los músculos o en el hígado.

Por otro lado, el no responder a las alarmas que nos lanza el organismo, produce desórdenes físicos, así, la glucosa que se va ha liberar a la sangre para facilitar la respuesta corporal no se consume de inmediato, almacenándose en el tejido graso, lo cual puede provocar o facilitar la obesidad. Lo mismo sucede con los ácidos grasos que libera el hígado, que tienden a depositarse en las arterias, contribuyendo a la formación de arterioesclerosis.

El estrés crónico, esta asociado a PROBLEMAS FÍSICOS, como el dolor de la musculatura del cuello y espalda, el agotamiento físico y mental o la ausencia de apetito. A nivel PSICOLÓGICO vemos que el estrés esta asociado a problemas de irritabilidad o pesimismo, jaquecas, dolores de cara, estrés premenstrual, ulceras pépticas, asma e hipertensión, el estrés también puede incidir en trastornos de la piel como picores, sarpullidos o granos.

En este sentido, un reciente estudio publicado por el doctor Ronald Glaser, profesor de Virología molecular en la Universidad de Ohio (EE.UU.) en una revista científica norteamericana -'Current Directions in Psychological Science'- relaciona la vejez, el estrés crónico y la disminución de la fortaleza inmunológica del organismo.

                           


Sara Navarrete | Centro de Psicología Clínica 
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